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"Causas e ideales de Arnoldo Martínez Verdugo"

Arnoldo Martínez Verdugo (Pericos, Mocorito, Sinaloa, 12 de enero de 1925-México, D. F., 24 de mayo de 2013) fue un político y líder de izquierda mexicano, secretario general del Partido Comunista Mexicano de 1963 a 1981, militante del Partido Socialista Unificado de México, del Partido Mexicano Socialista y del Partido de la Revolución Democrática. También fue diputado federal en tres ocasiones y delegado de Coyoacán.

Comunista en la ciudad de México

En 1943, Arnoldo Martínez Verdugo se traslada a la ciudad de México para estudiar en la recién fundada Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda, pero de igual modo se emplea en la Fábrica de Papel de San Rafael para sobrevivir y pagar sus estudios. Arnoldo inició su militancia sindical en el sindicato de la fábrica al convertirse en miembro del Comité Ejecutivo de la sección IV del Sindicato Nacional de la Industria del Papel. Pronto abandonó su trabajo en la fábrica de papel para dedicarse por completo a estudios de pintura. En 1946, a los 21 años, ingresó a la Comisión Organizadora de la Juventud Comunista, a través del militante y grabador en ciernes Arturo García Bustos. De acuerdo a su testimonio:

En 1947, Arnoldo fue ayudante del pintor Manuel Covarrubias, encargado de elaborar el mural “México pintoresco”, ubicado en la vestíbulo del Hotel del Prado, el que ilustraba los recursos naturales del país, los puntos de interés histórico, vestigios arqueológicos, tradiciones, fiestas, trajes típicos y demás aspectos de la cultura mexicana. Otros de los ayudantes del “chamaco” Covarrubias fueron su hermano Luis y Doreen Feng. En La Esmeralda, el cuerpo docente estaba constituido por Carlos Orozco Romero, María Izquierdo, Alfredo Zalce, José Chávez Morado, Jesús Guerrero Galván, Raúl Anguiano, Agustín Lazo y Frida Kahlo. El ambiente de la Esmeralda era comunista, pro soviético y anti-Miguel Alemán. Arnoldo Martínez Verdugo fue compañero de los estudiantes Arturo García Bustos, Rina Lazo, Arturo Estrada, Guillermo Monroy, Fanny Rabel, quienes fundaron, junto a Pedro Coronel y Alberto Beltrán, la agrupación Artistas Jóvenes Revolucionarios (AJR).

A partir de la devaluación de 1948, el Partido Comunista Mexicano (PCM) intensificó sus críticas al gobierno de Miguel Alemán, acusó a los directores de la economía de propiciar la especulación y a las autoridades judiciales de violar las garantías individuales. La célula de jóvenes artistas de La Esmeralda trabajaron sobre todo con la gráfica para divulgar los mensajes políticos del PCM, incluso los grabados de Arturo García Bustos se reproducían de manera cotidiana en La Voz de México, el periódico de los comunistas mexicanos. Por su activismo, Arnoldo Martínez Verdugo fue encarcelado durante el alemanismo. En 1950, se casó con la joven militante Natura Olivé, hija de exiliados españoles, con quien procreó dos hijos: Alba y Víctor. Impulsó junto a otros jóvenes militantes la reorganización de la Juventud Comunista de México.

En 1952, Arnoldo Martínez empezó a dirigir el Comité del Distrito Federal y en 1954 se integró a la dirección nacional del PCM. Junto con Encarnación Pérez Gaytán, Gerardo Unzueta y Manuel Terrazas, desde 1956 encabezan una tendencia crítica a la dirección de Dionisio Encina y a la influencia del Vicente Lombardo Toledano en el movimiento obrero y en la izquierda mexicana.

XIII Congreso

En mayo de 1960, Arnoldo Martínez Verdugo presidió el XIII Congreso del Partido Comunista Mexicano, en el que se destituyó a Dionisio Encina y se nombró a un secretariado colectivo integrado por Martínez Verdugo, Manuel Terrazas, Gerardo Unzueta y Fernando Granados Cortés. El mismo Congreso decidió readmitir a Valentín Campa en el PCM. En su informe presentado ante el XIII Congreso, “Encauzar a la nación por el camino democrático e independiente”, Arnoldo Martínez Verdugo estableció los lineamientos políticos a seguir por los comunistas mexicanos en las siguientes décadas. Después de hacer una revisión de la historia reciente del país, Arnoldo Martínez caracterizó al régimen de la Revolución mexicana como un “gobierno reaccionario, anti-obrero y represor”. Señaló que el gobierno violaba la Constitución y que utilizaba el delito de disolución social para mantener en prisión a los críticos y a los militantes más activos. Llamó a los comunistas a crear “condiciones positivas para elevar y desarrollar con éxito la movilización combativa del pueblo mexicano contra el imperialismo, por la liberación nacional y las libertades democráticas.” Arnoldo Martínez Verdugo llamó a los comunistas a “integrarnos a la vida política nacional y tomar parte activa en su desarrollo postulando las posiciones combativas e independientes de la clase obrera y de las masas trabajadoras de nuestro país.” También señaló como tarea principal la lucha por la legalidad del partido, por la libertad de los presos políticos y por mantener al PCM en la línea marxista-leninista. De igual modo, Arnoldo Martínez Verdugo llamó a los militantes a dejar atrás la dirección unipersonal, los dogmas teóricos y el culto a la personalidad.2

Secretario general

Al siguiente Congreso, celebrado en diciembre de 1963, Arnoldo Martínez Verdugo fue nombrado formalmente Secretario General del PCM. Promueve entonces el fortalecimiento de una joven guardia comunista, con especial atención en la formación de cuadros dentro de la Universidad, el Politécnico, las Normales Rurales y las universidades estatales.

Sobre la personalidad de Martínez Verdugo, el doctor Enrique Semo subrayó: “Era totalmente ajeno a los defectos de simulación, codicia material, afán de poder a toda costa y ambición de notoriedad y fama. No era, claro está, un serafín; y no acostumbro adular ni a los vivos ni a los muertos. Arnoldo era un hombre complejo, modesto y profundamente sobrio. Pero estaba lejos de ser perfecto. Era ligeramente tartamudo, falto de humor y demasiado sensible a las majaderías.”

Arnoldo Martínez Verdugo promovió el conocimiento del marxismo soviético de su época. Incluso tradujo el libro: “México en la encrucijada de su historia”, del soviético Anatol Shulgovski, una obra historiografía angular para la izquierda mexicana, pues su interpretación principal —el giro a la derecha del sistema posrevolucionario en 1940, se convirtió— en una “verdad incuestionable” para la izquierda mexicana. De esta manera, Martínez Verdugo promovió, entre los jóvenes comunistas, el conocimiento crítico de la historia contemporánea mexicana a la manera soviética, así como el activismo político a través de marchas, mítines y huelgas estudiantiles. Para el Partido Comunista Mexicano, el gobierno representaba a la gran burguesía mexicana y era responsabilidad de los comunistas evidenciar su autoritarismo, debilitarlo mediante la movilización social y obligarlo a la apertura democrática. En agosto de 1968, el Partido Comunista Mexicano fue el único PC latinoamericano en censurar la invasión de Checoslovaquia por la Unión Soviética.

Aunque muchos jóvenes del 68 no lo sabían, los puntos del pliego petitorio habían sido demandas comunistas desde inicios de la década. Al correr los años los jóvenes comunistas se volvieron adultos y profesionistas, conquistaron espacios en las universidades e instituciones educativas. Así, los comunistas fueron ganando espacios y visibilidad en el debate y en la plaza pública. Desde estos lugares se posicionaron las discusiones en torno a la necesidad de una apertura democrática, sobre todo a raíz de Tlatelolco, el 10 de junio y la violencia política de la década. En las elecciones de 1976, el PCM impulsó la candidatura presidencial de Valentín Campa, pero al no contar con registro legal sus votos no fueron contabilizados.

Al ser elegido secretario general del Partido Comunista Mexicano, Arnoldo Martínez Verdugo impulsó la lucha política en favor de sus presos y por profundizar los espacios de participación. La presión fue social y generacional, aunque muchos jóvenes del 68 no lo sabían, los puntos del pliego petitorio habían sido ya demandas comunistas desde inicios de la década. Conforme los jóvenes comunistas se volvían adultos y profesionistas al correr la década de los setentas, conquistaron espacios en las universidades e instituciones educativas, de la misma forma en que se expandió el discurso comunista por los barrios obreros de la periferia de la ciudad también ganaba espacios en el debate público. Desde estos lugares se posicionaron las discusiones en torno a la necesidad de una apertura democrática, sobre todo a raíz de Tlatelolco, el 10 de junio y la violencia política de la década. Cuando el gobierno de López Portillo habló de reforma política en 1978, el PCM la aceptó para visibilizar su discurso y proyectar el movimiento socialista en la lucha democrática-electoral. Para la izquierda comunista, la reforma política también fue una oportunidad para abandonar dogmas, construir alianzas, fomentar el debate público, impulsar la unidad y conquistar, en un futuro próximo, el poder político. El camino sería largo, pero el Partido Comunista de Arnoldo Martínez Verdugo dio el primer paso al aceptar el juego institucional propuesto por el gobierno de López Portillo.

2XII Congreso del Partido Comunista Mexicano. Convocatoria y Resolución General” en Elvira Concheiro y Carlos Payán (compiladores), Los Congresos Comunistas. México 1919-1981, Tomo II, México, Secretaría de Cultura del Gobierno del Distrito Federal, 2014, pp. 112-132.