Un suceso que marcó el paulatino alejamiento de la vida pública y la trayectoria de Hermila Galindo fue la muerte del que
consideraba su maestro, Venustiano Carranza, ocurrida en 1920. En el ámbito personal, contrajo matrimonio con Miguel Enríquez
Topete en 1923, con quien tuvo a sus hijas Hermila del Rosario y María Concepción. La activista prácticamente desapareció
del escenario público, incluso viviendo en Estados Unidos, aunque años después se le ubicó en Veracruz, en comunicación directa
con el entonces presidente Adolfo Ruiz Cortines. Mandatario que reconoció su carrera e impulsó el sufragio femenino universal,
lo cual ocurrió por decreto el 17 de octubre de 1953.
El siguiente año que vio cristalizarse una de las metas de Hermila, la mañana tranquila del 19 de agosto de 1954, su hija
Rosario la buscó en su recámara y la encontró sin vida. Hermila Galindo, la incansable activista, la mujer moderna, la mujer
en el porvenir, había fallecido de un infarto. No se pudo ir sin algo característico en ella, a un lado de su máquina de escribir,
donde se encontraban algunas páginas escritas, quizá dando a entender las tareas pendientes de las mujeres en México.