Sus preocupaciones por la situación del país y, en especial, de las mujeres, la llevaron a incorporarse al grupo "Admiradoras
de Juárez", en 1906. Tres años después, un mitin en Torreón en donde escuchó y registró el discurso del abogado Francisco
Martínez Ortiz, que criticaba el régimen porfirista y enarbolaba los actos de don Benito Juárez, marcó un punto de inflexión
en su vida: debía participar en los asuntos públicos y reivindicar el papel de la mujer en ellos.
Con el anhelo de colaborar con el nuevo gobierno revolucionario, Hermila Galindo se trasladó en 1911 a la Ciudad de México,
donde trabajó como profesora y secretaria particular del general Eduardo Hay, militar cercano al entonces presidente Francisco
I. Madero. En esta ciudad, ingresó al "Club Abraham González" y se empapó de las ideas del alemán August Bebel,
Clara Zetkin, Flora Tristán y Alexandra Kollontai; quien manejaba la idea de "la mujer moderna", en cuyo núcleo
se encontraba la emancipación de la mujer con respecto al hombre, esto es, que la mujer de aquel tiempo tenía que dejar de
ser, por decirlo de alguna manera, solo un "instrumento", "resonancia" o "reflejo" de los hombres.
Tras el asesinato del presidente Francisco I. Madero y su vicepresidente José María Pino Suárez, y la llegada al poder del
general Victoriano Huerta, Hermila Galindo se convenció que su labor política en el "Club Abraham González" debía
redoblarse. Debido a su compromiso, elocuencia, manera de escribir y estupenda oratoria, se convirtió en la oradora de la
agrupación. En ese encargo, hacia finales de 1914, pronunció un excelente discurso en pleno cumpleaños de Venustiano Carranza,
a quien impactó de inmediato con sus palabras y la invitó a ser su secretaria particular.
A partir de entonces
y hasta el asesinato del llamado Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, el 20 de mayo de 1920, Hermila Galindo desarrolló
sus actividades a través de diferentes puntos de México, con el propósito de difundir los principios del feminismo (creando
consejos feministas) y del constitucionalismo, propiciar la crítica y fomentar la educación de la mujer como una vía para
su libertad.