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General Felipe de Jesús Ángeles Ramírez
El único general que no traicionó a Madero
Nació en Zacualtipán, estado de Hidalgo, el 13 de junio de 1868. Su familia contaba con antecedentes importantes en los procesos históricos del país: su padre Felipe Ángeles Melo fue adepto a los ideales liberales de la segunda mitad del siglo XIX y defendió al país en la Guerra contra Estados Unidos y la Segunda Intervención Francesa, siendo un importante líder al grado de ser nombrado por el gobierno porfirista como “Jefe Político” en varios distritos del estado de Hidalgo.
Felipe Ángeles desde joven demostró vocación por el estudio logrando ingresar como becado al Colegio Militar del Castillo de Chapultepec a sus 14 años, destacando en la asignatura de matemáticas donde posteriormente sería profesor. Durante su formación como estudiante también escribió artículos y mostrando un importante interés intelectual. En 1892 egresa del Colegio Militar como teniente de ingenieros iniciando su carrera militar y siendo uno de los artilleros más sobresalientes y agiles no solo de su generación, también del país.
Cuando estalla el levantamiento armado de la Revolución Mexicana por todo el país, Felipe Ángeles se encontraba en Francia cumpliendo una comisión militar; si bien quiso participar en las acciones militares del Ejército Federal, no era de la confianza de sus superiores por criticarlos y cuestionarlos constantemente. Después del triunfo del primer estallido de 1910 y al reorganizarse el gobierno con el triunfo electoral de Francisco I. Madero, en noviembre de 1911 el entonces coronel Ángeles regresó al país llamado por el propio presidente para ocupar la dirección del Colegio Militar de Chapultepec.
Después del pronunciamiento del Plan de Ayala por las fuerzas zapatistas y el rompimiento con el gobierno de Madero, Felipe Ángeles fue enviado a Morelos para enfrentar al Ejército Libertador del Sur y, aunque ganó la campaña no sólo en el terreno militar, disminuyendo la fuerza de los zapatistas, logró conseguir el reconocimiento de sus propios enemigos empatizando con las ambiciones que animaban la lucha zapatista. Gildardo Magaña, destacado general del ejército de Zapata, afirmaba que el general Ángeles era “partidario de las nuevas ideas, de amplio criterio revolucionario, ecuánime y justiciero [...]
Bien pronto comprendió que la exacerbación de la guerra en la región suriana se debía a los abusos, a los atropellos, a los crímenes cometidos por las fuerzas federales...1
Con los acontecimientos de la “Decena Trágica”, Felipe Ángeles protegió a Madero, pero sus superiores estaban al mando de Victoriano Huerta. Después del asesinato del presidente, el general Ángeles es arrestado y después enviado a Bélgica como agregado Militar con el fin de mantenerlo lejos del país. En 1913 regresa a México uniéndose a las fuerzas del ejército carrancista para enfrentar a las fuerzas de Victoriano Huerta. Así, Venustiano Carranza lo nombra Secretario de Guerra, pero gran parte del ejército Constitucionalista desconfiaba de él y se negaba a aceptar a un exmiembro del Ejército Federal formado por generales porfiristas, por lo que es nombrado Subsecretario de Guerra.
Ante las presiones e incomodidad de los integrantes del ejército Constitucionalista, entre ellos Álvaro Obregón, Francisco Villa le solicita a Carranza que el general hidalguense se una a la División del Norte, dándole un espacio con los centauros del norte, en donde fue el encargado de la artillería. Las circunstancias ya mencionadas formarían una dupla sumamente efectiva y una de las más reconocidas de la Revolución Mexicana; por un lado, el genio intuitivo de Francisco Villa sumado a la capacidad e intelecto militar de Felipe Ángeles les aseguraría exitosas campañas militares en el norte del país. Las batallas de Torreón y Zacatecas lideradas por la División del Norte representarían la derrota definitiva del gobierno de Victoriano Huerta, pero también significó la ruptura con Venustiano Carranza ya que el sonorense no quería que Villa marchara hacia Zacatecas, lo cual fue considerado una desobediencia por parte de su subsecretario, Felipe Ángeles.
Aunque Saltillo y Monterrey también representaron victorias importantes para los villistas, empieza a surgir un distanciamiento entre Villa y Ángeles en las batallas de Celaya y El Ébano. Después de la toma de Zacatecas, Carranza realizó las primeras sesiones de la Convención en Ciudad de México excluyendo a villistas y zapatistas; si bien en un primer momento Obregón intentó restablecer buenos tratos con Villa, estos se fracturaron aún más. De este modo, las facciones no convocadas a las primeras sesiones de la Convención asistieron cuando fue trasladada a la ciudad de Aguascalientes; por cierto, la comisión que buscó acercar a los zapatistas fue presidida por el General Felipe Ángeles.
Sin embargo, después de las sesiones en Aguascalientes el enfrentamiento directo entre facciones se agudizó, por un lado: villistas y zapatistas, por el otro, el ejército constitucionalista. La División del Norte intentó tomar Aguascalientes, pero tras ser derrotados la relación entre Villa y Ángeles se fractura. Los enfrentamientos en contra de Carranza no daban sus frutos y las discrepancias militares se acentuaron, aunque las convicciones y aspiraciones revolucionarias fueran las mismas la desintegración de la División del Norte fue inevitable
Felipe Ángeles se refugió en El Paso, Texas, en 1915, dedicándose a escribir artículos de opinión política, reflexiones y manifiestos respecto a la situación política de México; también viaja a Nueva York y empieza a identificarse con los planteamientos del Socialismo de Marx y Lenin. En su intento por regresar al país y bajo la intermediación del licenciado Díaz Lombardo se reencuentra con Francisco Villa con el fin de reorganizarse y combatir a los constitucionalistas. Villa acepta y proclama el “Plan de Río Florido”, su principal objetivo era “considerar la Constitución de 1857, como la Carta Magna de la República Mexicana, y prevenir el militarismo con la prohibición de que los caudillos sean candidatos a la Presidencia de la República”.
En su regreso a México, Felipe Ángeles tuvo como objetivo reunir a todas las facciones revolucionarias contrarias al gobierno de Venustiano Carranza para derrocarlo, sin embargo, en su intento no comulgó con los objetivos de Villa, separándose una vez más de él y siguiendo la lucha revolucionaria por su cuenta. Desgraciadamente en 1919, el general hidalguense fue traicionado por uno de sus militares y fue entregado a las fuerzas del ejército constitucionalista. Felipe Ángeles fue sometido a juicio en el Consejo de Guerra Extraordinario convocado por el general Manuel M. Diéguez, comandante de las tropas en el estado. Ángeles fue acusado por el delito de haberse rebelado al gobierno constituido y aunque pudo defender con firmeza sus ideales revolucionarios, además de exponer parte de sus principios socialistas, el 26 de noviembre de 1919 fue fusilado en el Cuartel del 21/o. Regimiento de Caballería de Chihuahua.
1 Ramiro González Begoña Hernández y Lazo, 100 años de Felipe Ángeles, Secretaría de Cultura-INEHRM, México, 2019.
Galería Fotográfica
Mediateca-INAH, Los alumnos del Colegio Militar despiden al general Ángeles cuando sale a la campaña en el Sur, 1912.
Fuente: